Alvino Velázquez vive sólo en el centro de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Trabaja como vaquero en un campo. Su compañía son sus perros, sus caballos, el lago y el bosque. Con ellxs ha aprendido a comunicarse. Donde Alvino vive, no son necesarias las palabras. La poesía está en el monte. El desafío es aprender a escucharla.